SALUDO POR EL DÍA DEL PROFESOR
Lic. Graciela Nilda Yaya
Directora General de Nivel Superior

Este breve sumario que me permito abordar, tiene como pretensión obsequiar a todas y todos las/ los profesores en su día, algunas reflexiones que me interpelan por sus pensamientos sobre nuestro hacer cotidiano y fundamentalmente, y una vez más, sobre “la experiencia de ser docente”. Espero signifiquen para ustedes del mismo modo que han representado para mí, una posibilidad de repensar un espacio de intercambio que nuevamente quiero compartir.
Hace unos días en un encuentro con muchos de ustedes les propuse el tema abordado por Philippe Meirieu, sobre los fundamentos referidos a “la opción de educar y la responsabilidad pedagógica”, entendiendo que esta perspectiva, vivida desde la percepción del docente, constituye el sentido profundo de nuestra actuación, y que resulta prioritario volver a poner en agenda “las experiencias fundamentales” que son aquellos saberes, herramientas de emancipación, los que nos permiten liberarnos, expresarnos y desarrollar mejor el pensamiento, construir y vivir la propia historia; frente a los que perdieron su sentido, su significado. También comenté que por ejemplo, cuando Mercator hace siglos puso un grupo de países arriba, y los países llamados del sur, abajo, no fue una casualidad, fue una construcción histórica que significaba una cierta representación del mundo. Y esto, trasladado al presente sería, que si queremos entender todo lo que está en juego a nivel geopolítico hoy, debemos observar lo que estaba en juego en aquel momento, en aquella presentación del mundo , y esa es la historia, el pasado que tenemos que compartir para entender el presente y construir el futuro.
En otro ámbito del conocimiento, pero sobre la misma línea de argumentación, Tom Morell, en el prólogo de Stephen R. Covey, referencia la libertad como el hábito de la proactividad, como la capacidad de libertad del ser humano para responder de acuerdo a sus principios y valores, y lo interpreta como la cualidad esencial que distingue al hombre de los demás miembros del reino animal, “es lo que nos hace humanos y nos permite afirmar que somos los arquitectos de nuestro propio destino”. Hasta aquí, el sentido de esta visión de la profesión que intenta centrar el eje en los valores esenciales para pensar la profesión de ser docente.
Pero hay otro plano en la opción de educar y la responsabilidad pedagógica, que tiene que ver con lo que Meirieu expresa como “los imperativos” que aluden al respeto de la alteridad en la construcción del bien común, que nos mueve a “interpelar esa capacidad de la inteligencia de conmovernos que tenemos los seres humanos” a través de la búsqueda constante de ese valor fundamental… Ahora el espejo parece mostrar la otra cara, y nos remite a nuestros estudiantes, al propósito de una búsqueda, como sostiene Jorge Larrosa, de que “sean unos sujetos concretos, singulares y finitos, de carne y hueso… contrario al descripto por Antoni Marí (citado por Larrosa) cuando habla del lenguaje que no queremos “un lenguaje neutro y neutralizado, que no siente nada y que no hace sentir nada, es decir anestésico y anestesiado, al que no le pasa nada, es decir apático, un lenguaje sin tono, es decir átono o monótono, un lenguaje despoblado, sin nadie dentro, una lengua de nadie, un lenguaje sin voz… este lenguaje traducido en el respeto de la alteridad en la construcción del bien común, puede significar también, reflexionar sobre “ la lengua de los alumnos y con la posibilidad de que tengan ellos también una voz propia, una lengua propia, un pensamiento propio, que hablen y que piensen en definitiva, por cuenta propia, que no deleguen su lengua y su pensamiento”. Sabemos que el lenguaje determina el pensamiento y configura también nuestra experiencia del mundo. Entonces, el respeto por la alteridad en la construcción del bien común desde la visión del estudiante, también podría significar en términos de Zambrano M. “que lo que suceda en ese instante que abre la clase cada día. De que en ese enfrentarse de maestros y alumnos no se produzca la dimisión de ninguna de las partes”… "De que el maestro no dimita arrastrado por el vértigo que acomete cuando se está solo, en un plano más alto, del silencio del aula”... “El maestro ha de llegar. Como el autor, para dar tiempo y luz, los elementos esenciales de toda mediación”.
Vuelvo a Stephen R. Covey, para cerrar una propuesta para pensarnos como docentes hoy, los principios de lo que llama la “Ética del carácter” para vivir con efectividad, son los principios básicos que quiero proponer, para mí, y fundamentalmente para ustedes de manera muy especial, hoy: integridad, humildad, fidelidad, valor, justicia, paciencia, esfuerzo, simplicidad, se trata de principios fundamentales que gobiernan la efectividad y el desarrollo.
¡Feliz, Muy feliz Día del Profesor queridas y queridos colegas!
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